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"A través de la escritura me relaciono con todo." Marcela Ramírez





martes, 28 de agosto de 2012

el misterio de la niña desaparecida | romina ávila


Capítulo I

En el condado de Tennessee un crimen aberrante conmueve a los pobladores. Susan Finnigan, médica forense, descubre el cadáver mutilado de una niña de nueve años de edad. Sólo esta investigadora sabrá que el cuerpo hallado pertenece a alguien que ha vivido doscientos años atrás.
Corría 1812 cuando Joceline Prégot desaparecía sin dejar rastro de su paradero para luego aparecer descuartizada en el granero de un hombre solitario, Thomas Ford. Ebrio y anciano es culpado del crimen y ejecutado en la horca. A nadie le quedan dudas de que El hombre que ríe es el verdadero perpetrador del crimen.
Susan revisa en antigas archivos y descubre un retrato de la niña. Nombres extraños lee cada noche en sangrientas pintadas en los muros de su habitación. Pintadas que desaparecen con cada nuevo amanecer. Nombres que, irá descubriendo, pertenecen a víctimas del supuesto asesino. Thomas Ford luego de mutilar a sus víctimas improvisaba en sus vientres macabras obras de arte con los apéndices extraídos.
La esforzada Susan irá perdiendo, progresivamente, toda su familia. Su hermano George es arrojado por un caballo, aparición mediante del maldito espíritu de Tom, y cae decapitado contra una trilladora. Su prima, Melisa, embarazada de seis meses se desangra en una hemorragia sin precedentes para la ciencia. Pierde a su bebé y en el vientre de la occisa se halla el sello repugnante de Ford. Su padre John es encontrado sin brazos ni piernas en su mecedora del asilo. Aún vivo, intenta darle pistas a Susan pero ya es muy tarde





Capítulo II

Susan empieza a crear expectativas para descubrir la verdad. Viaja al pueblo donde ocurrieron los crímenes en busca de información.
Va al granero de Thomas Ford. En el interior encuentra una puerta. Entra. La puerta se cierra de golpe. Enciende su linterna y ve a toda su familia muerta. Los cuerpos colgaban de ganchos, sin ojos, deformados.
Susan siente dolor, grita, se tropieza. Logra levantarse y sentarse en una silla. Aparecen espíritus, la rodean y la atan de las muñecas. Aparece el fantasma de Joceline y comienza a aterrorizarla con imágenes. La tortura lentamente. La lastima lentamente.
En su desesperación, Susan zafa de las ataduras aunque pierde una mano. La hemorragia es imparable. Corre por el pantano y el fantasma de la niña la persigue. Susan corre, a pesar de la pérdida de sangre, logra atravesar el pantano. Llega a una carretera donde es recogida por un automovilista que la lleva al General Hospital.
Es internada con graves heridas. Los médicos tratan de curarla, debe permanecer internada. En el cuarto vuelven a aparecer las fantasmagóricas pintadas sangrientas que se desvanecen en el amanecer.
Llega un punto en que los médicos dudan de su cordura. La derivan a un psiquiátrico porque no le creen. En el loquero empiezan a suceder cosas extrañas.





Capítulo III

El psiquiátrico es un lugar de alta seguridad.  Queda en las montañas. Es una cas grande y antigua. En otros tiempos había sido hogar de una familia de inmigrantes cuyos integrantes, dementes, habían muerto siglos atrás.
La construcción es oscura con grandes puertas de madera que chirrían al abrirse.
Se dice que los fantasmas de los antiguos moradores del lugar rondan los alrededores porque no descansan en paz. Desde el altillo de una de las torres habían arrojado un niño.
Los esqueletos de los fantasmas esperaban descanso.
Lo que nadie sabía era que Joceline era la responsable de la muerte de la familia.
Cuando Susan entró en la casona sintió un escalofrío en su cuerpo. Supo que algo ocurriría. Las enfermeras se burlaban de ella. Compartía habitación con una anciana. La habitación llevaba en la puerta el número 13.
Loren Pryce, la anciana, le contó el episodio del niño arrojado de la torre y muchos otros secretos que rondaban acerca del caso. Le contó que el presunto asesino era el abuelo del chico. Le dijo además que su llegada al hospital era una señal. Susan era la elegida por Joceline, la niña muerta, para dar descanso a las almas de los espíritus.
Al anciano asesino lo había ajusticiado el pueblo en la horca.
Susan comenzó a escuchar golpes contra la puerta. Como de palos. Era Thomas Ford. La anciana se desvanece volviéndose un fantasma guardián de Susan. Hay una gran lucha. El combate levanta a las almas de su sueño y, con Joceline a la cabeza, llevan al fantasma de Ford al abismo.
Así, el palacio volvió a la normalidad. Joceline, finalmente, encuentra la paz y la anciana y los espíritus del bosque se retiran al descanso eterno. El fantasma de la niña, antes de desvanecerse, llama a Susan y le agradece su esfuerzo. Como recompensa toca el brazo mutilado y la mano perdida reaparece.
Así, Susan vuelve a su trabajo forense luego de descubrir el resto de los cuerpos.

4 comentarios:

  1. Una historia terrible, perto termina bien. Me atraparon los acontecimientos y los personajes. Gracias!

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  2. Romina; gracias por compartir esta historia. Mucho talento!"El combate levanta a las almas de su sueño". GUAU!

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  3. No me gustan las historias de terror, pero esta es atrapante.
    Y además, no termina como las historias de terror que no me gustan, acá por arte de magia y amor, los espíritus, la anciana, la niña y Susan, encuentran la tranquilidad y se aleja el sufrimiento.
    Saludos a todo el taller, son unos genios!

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  4. gracias por los comentarios!
    la escritura conjura!

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