Un adelanto de "Mi vida en 30 capítulos", autobiografía de Rodolfo Aicardi que editamos desde GUAU!y que presentaremos próximamente.
Cap
15
La
foto de mis hijos.
En
el Ariston, tuve un oasis en medio de la tempestad.
A
la mañana, llamaba a la cocina desde el teléfono del cuarto y pedía
el desayuno a la habitación. Me respondía una voz femenina: “cómo
no, señor”.
A
los pocos minutos, golpeaban suavemente la puerta, abría y una
mucama con uniforme negro, delantal con puntillas blancas y
perfumada, me decía solamente: “Buenos días, señor, acá está
su pedido”.
Me
entregaba la bandeja de acero inoxidable con el café en un
recipiente (fuerte como a mí me gusta) y la leche espumosa en una
jarrita. Jugo de naranja, cuatro tostadas, manteca y dulce de
naranjas (a veces, de duraznos).Como no me veía nadie, perdía todo
modal delicado. Devoraba todo a lo salvaje. En la mesita de luz tenía
en un portarretratos de acrílico una foto de Lucrecia y Federico
subidos a un árbol. Esta foto la había sacado yo cuando fuimos de
vacaciones a Haureguiberry (Uruguay). En ese momento, tenía un
Reanult 12 azul, ¡qué máquina!
Me
vestía, previa ducha y salía a caminar por la peatonal.
Usaba
un perfume que había comprado en el super, se llamaba “L’Uomo”.
Mataba. No sé a quién, pero me hacía sentir bien. Muy bien.
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