.

"A través de la escritura me relaciono con todo." Marcela Ramírez





jueves, 20 de agosto de 2020

Gabriela Milone | Palabra Mirada

 El recuerdo en el agua -así como la palabra en la mirada- hace un vórtice en el remolino de la materia. Veo recuerdos volverse sobre sí para desaparecer y no lograrlo. Veo una flor hacerse fruto y luego al fruto abultarse de luz y tiempo. Veo crecer alas de insectos sin motivo, patas de arañas sin fin, telas arrinconadas de restos que son casas, cosas, capas. Veo lo que veo, vórtice de agua en agua. Veo cuerpos que nadan el frío de una memoria repartida en la lengua, frío de unos cuerpos que sueñan el nado abierto de los conjuros, lo turbio de las corrientes inadvertidas, la partición de una palabra en las dos aguas del deseo. Veo cuerpos nadando en los canales que dividen las tierras de nadie, en los ríos que surcan las zonas plateadas de las sujeciones, en las olas que alcanzan espumas de rabia. Veo mujeres nadando en la última palabra de una lengua última, en el color imaginario de un fondo inalcanzado. Veo la mirada refractada por la luz en el agua, haces multiplicados en lo borroso de unas piedras anfibias de sueño. Veo a un cuerpo perder. Veo el ritmo, no el tiempo.


lunes, 8 de junio de 2020

Andrés Otaduy III | Palabra mirada


Haciéndole un guiño a la pandemia. Pan: todo, demos: pueblo. 
Y cómo un guiño?
Amando más a quien amo. Soñando más. Vinculándome más. Proyectándome más. Renovándome más. 
Ser lo más feliz posible y pensar que todo final es comienzo.  
Este es mi comienzo. Desde el 3 de octubre de 2019 estoy en casa Aventura. Es ésta, la de la fotografía. Desde donde el amor y las buenas ondas se proyectan. Desde mi Oliveros querido a un mundo soñado.





viernes, 5 de junio de 2020

Beatriz Vignoli | Palabra mirada


Sueño del 29 al 30 de mayo de 2020. 

Tengo billetes de libras con varias denominaciones. Forman un montón muy colorido y agradable. Mi favorito es uno de diez libras, lila con un dibujo central de una especie de monito o payaso color azafrán y naranja. Tengo dos y uno de ellos está medio apelmazado, ya que al ser papel de buena calidad con mucho algodón al gastarse se ha vuelto suave, esponjoso y deshilachado, medio peludito, manteniendo su consistencia y valor. Estoy sentada a la misma mesa (lustrada, oval, de buena calidad, en una especie de bar u oficina en penumbras decorada en un estilo distinguido o que pretende serlo) con un argentino cincuentón y enflaquecido que me muestra un objeto precioso. No recuerdo si era un instrumento musical o algún tipo de herramienta de corte. Consiste en buena madera muy finamente trabajada y partes de excelente metal. El lo quiere mucho pero tiene que devolverlo. Le pregunto cuanto debería pagar para comprarlo y conservarlo. Me dice que ochocientos cincuenta pesos. Le doy entonces mi billete, el que era mi favorito. Lo lamento un poco pero no mucho. Me despierto en el interior de otro sueño donde recapitulo y narro lo soñado. Calculo que hice bien las cuentas en el sueño, ya que según la cotización de la libra lo que le di equivale a ochocientos cincuenta pesos, de modo que mi coetáneo pudo conservar su objeto.




martes, 2 de junio de 2020

Palabra mirada | Marcela Rankawser


Desde el inicio del aislamiento preventivo obligatorio decretado por el gobierno nacional, algunos talleres del Centro Cultural "Nise" de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros están funcionando virtualmente.
GUAU! es uno de ellos. Por su especificidad, este espacio de escritura puede estar físicamente desde la voz y en la voz.


En contacto con equipos y escritorxs del taller, necesidad que más resuena es la del relato de este contexto así como el deseo del encuentro, de la comunicación. Así surge este proyecto "Palabra mirada". Convocamos a escritorxs, artistas, en fin, amigxs del taller a enviar un texto propio o ajeno acompañado por una imagen de su adentro.

En esta segunda entrega, Marcela Rankawser empalma su poesía a su mirada

Quienes quieran participar, contáctense vía hernan.camoletto@gmail.com.




martes, 26 de mayo de 2020

Palabra mirada | Lucas Di Pascuale

Desde el inicio del aislamiento preventivo obligatorio decretado por el gobierno nacional, algunos talleres del Centro Cultural "Nise" de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros están funcionando virtualmente.
GUAU! es uno de ellos. Por su especificidad, este espacio de escritura puede estar físicamente desde la voz y en la voz.


En contacto con equipos y escritorxs del taller, necesidad que más resuena es la del relato de este contexto así como el deseo del encuentro, de la comunicación. Así surge este proyecto "Palabra mirada". Convocamos a escritorxs, artistas, en fin, amigxs del taller a enviar un texto propio o ajeno acompañado por una imagen de su adentro.

En esta primera entrega, Lucas Di Pascuale comparte un fragmento de "Nuestra parte de noche" de Mariana Enríquez y una imagen, una mirada a su entorno.

Quienes quieran participar, contáctense vía hernan.camoletto@gmail.com.



–Gaspar, hijo, es agua. El río que, más adelante, tiene un agujero enorme y el agua cae y
hace ruido. Es hermoso, por eso te traje, porque es hermoso. Hay un arco iris. No hay
ningún monstruo y nunca te tiraría a un monstruo para que te lastime. Nunca. Mirá a la
gente que va para allá, ¿parecen asustados? No, porque no hay un monstruo.
El chico relajó un poco los puños, que tenía apretados, y se limpió los mocos con el dorso
de la mano.
–Te quise traer para que vieras algo hermoso –dijo Juan–. Pero si querés, nos vamos.
–¿Hay un arco iris?
–A veces hay dos y yo una vez vi tres.
Volvió a abrazar a Gaspar, que esta vez no se resistió. No le habló de nada, no quería
confundirlo. Dejó que se tranquilizaran su llanto y sus escalofríos. Le acarició la nuca.
–Podemos venir otro día. Si tenés miedo volvemos. No hay problema.
Juan vio como su hijo se limpiaba la cara mojada con la remera, un gesto que había
copiado de él.
–Vamos, quiero ver si hay arco iris, dijo Gaspar.
Juan lo llevó de la mano hasta la Garganta del Diablo. Cuando la vieron, porque era
posible ver el salto de agua a unos doscientos metros desde la pasarela antes de acercarse
al balcón, Juan sintió como Gaspar contenía el aliento y lo miraba otra vez asustado, pero
ahora no por desconfianza: lo asustaba la enormidad y la fuerza del río cayendo en picada,
el agua tan potente que era blanca y se suspendía en el aire y el ruido que obligaba a
todos a gritar si querían hablar. No lo dejó apoyarse en la baranda como hacían los
turistas. Papá, ¡no tenemos para sacar fotos!, le gritó con la cara salpicada, y Juan decidió
comprarle, más tarde, unas cuantas postales. Había dos arco iris, uno en la profundidad,
donde el agua desaparecía y se transformaba en vapor y espuma, y otro lejos, un arco iris
cortado, que alcanzaba lo más alto del monte y se desvanecía entre las ramas.


Fragmento de "Nuestra parte de noche" de Mariana Enríquez.






Ukapumba